Ficha de Miroslav Zaitsev

[AVISO: LA HISTORIA CONTIENE ALTOS NIVELES DE GORE]

Nombre completo: Miloslav Zaitsev.

Apodo: Mirko.

Ciudad que representa: Moscú (Capital de Rusia)

Edad: 17 sangrientos y crueles años~

Profesión: Mercenario.

¿Fértil, o estéril?: Estéril.

Descripción física:

Imagen:

Miroslav tiene el pelo blanco como la nieve, llegándole hasta los hombros. Tiene aspecto delicado y frágil, aunque en verdad sea una máquina de matar. Para su edad, es bastante bajo (mide tan solo 1.56), y su peso tampoco es demasiado grande (51 kilos), aún así esto no se convierte en ningún inconveniente a la hora de reventar cráneos a golpes.

Descripción psicológica: Realmente demente. En lo aparente, es una persona dulce, algo asustadiza, amable, y risueña. Pero eso es sólo en lo aparente, ya que cualquier persona que hable con él con más de 30 minutos se dará cuenta de que hay algo roto en su cerebro. La sangre estimula todos sus sentidos: Oído, tacto, gusto, olfato, vista... ama atemorizar a la gente y hacerla sufrir, e incluso cuando actúa de forma infantil, puede decir, inocentemente, cosas que estén realmente fuera de lugar, y por las que debería estar en un manicomio. La sola visión de la violencia le hace reírse de forma demente, y la sensación de golpear a alguien hasta la muerte con algún objeto contundente se le hace gloriosa.

Historia: Miroslav nació hace 17 años (no, ¿en serio?) en la capital de Rusia, Moscú. Es hijo de un jefe de la mafia, y de una prostituta rusa. Claro está, quien se encargó de él tuvo que ser su padre, ya que la prostituta lo único que hizo fue dar a luz, mandarle una carta a su padre, dejar al niño en la puerta, y desaparecer.

Debido a su ascendencia, nunca tuvo falta de nada con respecto a juguetes, comida... Si su padre no podía prestarle atención, pagaba a alguien para que lo hiciese por él. Así pasaron varios años de monotonía y alegría, hasta que la policía hizo un plan junto a un grupo mafioso para acabar con su padre. Éste era simple: pagar a uno de los educadores de Miroslav para que lo secuestrase, llamar de forma anónima a su padre para informarle del secuestro y pidiendo un rescate, exigiendo que fuese él mismo a entregar el dinero.

El plan marchó más o menos como planearon. Efectivamente, llegaron a secuestrarlo, pero el secuestrador fue interceptado por uno de los hombres de su padre, quien le disparó, hiriendo sin querer al mismo Miroslav; hubo un gran escándalo, y el niño fue inmediatamente llevado al hospital. Ya allí, varios miembros del personal médico mostraron ser policías corruptos, quienes bloquearon la entrada del hospital, con el niño dentro, y llamaron refuerzos. Se desató una masacre dentro del hospital, en la que murieron policías, mafiosos, inocentes, pacientes y, claro está, él lo vio todo.

También hubo una batalla campal fuera del hospital, donde tanto su padre y sus hombres como el cuerpo de policía, se enfrentaban en un tiroteo. Uno de los policías, desesperado, intentó acabar con la vida de Miroslav. Pero él, que en pocos segundos había visto las incontables formas de matar a un hombre y había entrado en un estado de demencia extrema, no tardó en arrojarle un termómetro de mercurio a la mano. Mientras se lamentaba del dolor, agarró su pistola y comenzó a darle culatazos con esta, empapándose de sangre y sintiendo la gloriosa sensación de poder. Cuando se aburrió de golpearle tomó un bisturí, le abrió en canal, tomó un desfibrilador, y, a máxima potencia, lo usó en sus pulmones, al aire libre.

En ese momento, su padre y varios de sus hombres llegaron a donde él se encontraba. Miroslav, quien en ese momento era incapaz de distinguir entre amigo y enemigo, tomó la pistola del policía al que había matado, y disparó a su padre en la frente, acabando con su vida al instante. Sus hombres, que no tenían ni idea de lo que estaba ocurriendo, y quienes estaban atemorizados al ver la demencia en extremo del niño, lo único que hicieron fue huir. Fueron rápidamente interceptados por nuevos refuerzos de la policía, y murieron en pocos segundos.

La policía, sin saber qué hacer con Miroslav, lo enviaron con una familia adoptiva. Allí tenía una hermana, padres, abuelos, y un perro. Una semana después, tras varias quejas de los vecinos sobre olores extraños en la casa, la policía entró y vio un espectáculo grotesco: alguien había colocado una trampa simple, poniendo un cubo sobre una estantería, el cual estaba atado mediante un intestino delgado, al picaporte. En el momento en el que abrieron la puerta, el cubo salió disparado a la cabeza de uno de los policías, llenándole el rostro de sesos. Al pasar vieron la cocina llena de sangre y varios platos que contenían lenguas humanas junto a varios órganos más. Cuando fueron a la habitación de Miroslav, sospechando que fue el causante de la masacre, se encontraron sus paredes tapizadas con piel humana, un vaso de refresco con dos ojos flotando...
Siguieron su pesquisa por toda la casa, hasta que le encontraron en el baño, dándose un baño de sangre dentro de la bañera. Le ordenaron al instante que saliese, y así hizo, cubriéndose con una toalla que había fabricado con piel de perro.

Tras este episodio, que nunca fue comentado en las noticias ni en los periódicos, Miroslav fue enviado a un hospital psiquiátrico y en el que, tanto los residentes como los trabajadores, aprendieron a no acercarse demasiado a él. Cuando cumplió 11 años, uno de los trabajadores decidió felicitarle con una tarta de cumpleaños, que en verdad estaba cargada de veneno. Miroslav, quien se había reformado parcialmente, aceptó inocentemente la tarta, y al comerla, quedó en un estado cercano a la muerte durante varios días. Los trabajadores le dieron por muerto y el día que lo fueron a arrojar al cementerio, se despertó, tomó una pala y comenzó a apalear y desfigurar a quien le intentó enterrar. Luego, entró dentro del manicomio, valiéndose de las llaves que tomó de un cadáver, y comenzó a masacrarlos uno por uno. Tras eso, expuso los cadáveres, abiertos en canal, y con las entrañas fuera, sobre la verja del hospital psiquiátrico.

La policía trató de buscarle durante tres años sin éxito, en los que él se convirtió en un asesino en serie, matando a cientos de personas, sin seguir ningún patrón ni tener ningún motivo. Con 14 años, entró en un restaurante, en el que se encontraba el jefe de la mafia que, un día, orquestó su secuestro. Le tomó poco tiempo acabar con él y sus mafiosos, sólo tuvo que arrojarle un plato caliente de Borscht a la cara, romperle el mismo plato en el cráneo a uno de los mafiosos, matar a los otros dos con la pistola del primero, y, cuando el jefe se recuperó, dispararle en una rodilla para que cayese al suelo. Tras esto, tomó la barra que sostenía una de las cortinas, y bloqueó la puerta con esta, evitando que la gente escapara. Dejando inconsciente al jefe mafioso, mató de forma repugnante, grotesca y sangrienta a todos los que se encontraban en el edificio; obligó al hombre a ingerir una buena cantidad de pólvora, y luego, una cerilla encendida. Hubo una gran explosión, y todo el restaurante se llenó de tripas y sangre.

Tras la masacre, Miroslav se quedó sentado entre el mar rojo salteado con vísceras. La policía, quien recibió un chivatazo anónimo, no tardó en entrar al edificio, pese a que la puerta estaba bloqueada, y en detener al chico. Se lo llevaron a la comisaría para interrogarlo, y, al escuchar los detalles macabros de todo lo que había hecho, el interrogador no pudo más que salir del lugar incapaz de hablar, por lo que tuvieron que meter a Miroslav en los calabozos, sin llegar a conocer la historia. Se dio aviso al gobierno ruso sobre el caso del niño, quienes decidieron, pese a su corta edad, aplicarle la pena de muerte. Sin embargo, el día que fueron a hacerlo, se encontraron a todos en la comisaría muertos: policías, reclusos… Todos. Intentaron buscar a Miroslav, pero no estaba en ningún lado. Había desaparecido sin dejar rastro.

Qué le gusta: La comida dulce, la gente ingenua, la violencia, la sangre, la tortura...

Qué no le gusta: La comida picante, la gente que da más miedo que él.

Habilidades: Al haber estado masacrando gente desde muy pequeño, tiene habilidad con armas de fuego, y con armas de cuerpo a cuerpo, incluso si son pesadas. El haber sido un asesino en serie en solitario, dando esquinazo a la policía, y haber organizado grandes masacres él sólo, le ha convertido en un gran estratega en lo que se refiere a guerrillas. Con su aspecto inocente, le es realmente fácil infiltrarse en cualquier sitio.

Debilidades: Le cuesta pensar de forma racional cuando está en medio de una masacre, y ver un poco de sangre hará que pierda la cordura, por lo que toda su habilidad estratégica y su sentido común se irán por el retrete. Aunque de por si sería una habilidad, para él es una debilidad la empatía que puede sentir hacia los demás. Le es realmente difícil acabar con la vida de alguien a quien ha llegado a comprender mínimamente. Es excesivamente arrogante, y eso puede hacerle inconsciente de problemas serios.

Extras: Es especialmente buscado, tanto por la mafia rusa, como por la Interpol, por lo que permanecer más de 5 minutos a su lado es tan peligroso como saltar de cabeza al Océano Atlántico en pleno invierno.

Clave: "Esta es la eterna metrópoli del pecado."

Ficha aceptada! *O* -mira a su francés esconderse atemorizado luego de leer eso-