[+18] "La última cena" (Gore, y posibilidad de escenas eróticas)[Cancelado por inactividad de uno o más personajes]

La paz de la iglesia se veía perturbada por los gritos desesperados de dolor de un hombre, que se encontraba en el suelo, encogiéndose de miedo y dolor. Tenía el cuerpo lleno de cortes, quemaduras, y moratones. Una de sus manos estaba tan desfigurada que ya no parecía una mano, y su vientre tenía un agujero sanguinolento, del que salían vísceras y sangre.

Frente al hombre, de pie, se encontraba un chico, que tenía alrededor de 17 años, y quien estaba totalmente empapado de sangre, mientras reía de forma maniática. Sus ojos estaban desorbitados ante la visión de la sangre, y en el rostro, a parte de muchas manchas rojas, tenía una sonrisa de oreja a oreja. Golpeaba al hombre del suelo con una tubería de plomo llena de sangre. En el suelo, a su lado, se encontraban varios utensilios más: Un soldador, una cuerda...

-¡¿Qué pasa ahora, trozo de mier***?! ¡No eres tan valiente ahora que no estás con tus cerdos amiguitos, ¿no?! -el chico soltó una carcajada- ¡Vamos, sufre! ¡Quiero oírte gritar, como el cerdo que eres! ¡¡Venga, grita!! -dio otro golpe en la cabeza del hombre, si bien se excedió con la fuerza, reventándosela.

La iglesia fue cubierta por sangre y sesos, y hubiese sido sumida en un absoluto silencio, si no fuese por las burlonas y dementes risas del asesino que se encontraba allí de pie.

Llevaba toda la tarde en busca de mi nuevo objetivo... Un señor muy apuesto y con mucha pasta me había pagado bien por el encargo de matar al jefe de la empresa contraria, que estaba bastante liado con asuntos de drogas, como todos en esta maldita mierda de ciudad. Pero el dinero prometía, así que traté de seguirle la pista.
En uno de mis multiples momentos de espionaje, descubrí que por curioso que sonase, era un religioso devoto, cosa que me hizo sonreir de forma bastante fria... Genial, un hijo de puta que reza en falso por los cientos de personas a los que amarga la vida. Disfrutaré bastante cobrando este trabajo...
En mi moto, seguí al fantoche, hasta la msima puerta de la iglesia, donde entró. Esperé pacientemente un par de horas afuera, hasta que el aburrimiento empezaba a hacer mella en mi, y decidi bajar de mi moto. Iba con un uniforme de policia bastante personalizado, pero con una placa real, que le quité a un estúpido agente. Nadie hasta ahora se ha molestado en intentar confirmar mi identidad, y aunque lo hubiese hecho habria parecido que en verdad lo soy, ya que yo si fui lo bastante prudente de modificar un par de cosillas en su base de datos.
Segun me iba acercando hacia la iglesia, unos horribles gritos iban inundando mi cabeza, haciendo que acelerase mis pasos. Qué coño...? También, entre los alaridos, descubri una voz de un chico, que aparentemente me estaba robando mi trabajo. Genial. Abrí la puerta a patadas, y caminé, llenando el parcial silencio de la iglesia, (y digo parcial porque la risa psicópata del chaval inunda la tranquilidad...) hasta quedarme de brazos cruzados, con cierta sonrisa divertida en la cara.

- Oh gracias... Creo, que me has quitado un peso de encima... Ese era mi trabajo... La pena es que no lo has dejado demasiado reconocible...- dije de forma bastante despreocupada, observado la macabra escena, del suelo blanco recubierto de trozos de tripas y mucha mucha sangre... Pude incluso ver mi reflejo en ese espeso liquido rojo, con porciones de cerebro flotando en su superficie. Realmente... ¿apetitoso?

Miroslav escuchó cómo la puerta se abría bruscamente, y cómo alguien decía unas palabras que, a causa de la euforia, no llegó a entender. Pero sí que llegó a entender que no le vendría bien hacer más enemigos en esa ciudad, no quería meter a Vash en un lío. Por esto, hizo su mejor esfuerzo por serenarse, y se giró despacio hacia quien había hablado.

Era una policía, parecía ser. Pero había aprendido a distinguir entre enemigos y amigos, por lo que supo notar que esa policía en concreto no planeaba herirle. Sonrió tierna e inocentemente, con la cara salpicada de sangre.

-Извините... no era mi intención llamar la atención de la policía... -rió levemente- creo que no le conozco. ¿Podría saber su nombre...?

Se acercó despacio a la chica con la indumentaria de policía. Después de todo, no podía acallar la emoción que sentía en ese momento. Le habían pillado con las manos en la masa. En una masa especialmente jugosa y chorreante. Llegó hasta delante de aquella mujer, y puso esa tubería de plomo bajo su barbilla, manchándola de sangre.

Alcé una ceja sorprendida al fijarme bien en el asesino ladrón de victimas... Era apenas un chaval de mi edad... Y bastante bajito... diria que fuerte, dado que de un solo golpe con la tuberia fue capaz de abrirle la cabeza, pero tenía un aspecto tan inocente y debilucho por las ropas anchas... Aun así preferí no confiarme, alguien que era capaz de actuar con tanta naturalidad como yo ante esa escena, incluso con mas felicidad, no era para andarse con bromas. Aunque alguna que otra no pude evitar hacer, cuando al parecer se tragó mi disfraz de policia, y supongo, que en su idioma, me pidió disculpas. Esperé que no fuese un insulto, porque si lo era... uf la que se armaba.

- Vaya vaya... Algo tarde, ¿no crees?- solté entre pequeñas risas y una sonrisa cabrona, mientras sacaba de mi maletita en el cinturón, unas esposas, que comencé a girar en uno de mis dedos por la arandela. Me acerqué algo altiva, un pasito mas, hacia el joven chico de pelos plateados, en ese mismo momento tirando mas a rojizos por la cantidad de sangre que habia en ellos, y de dulce rostro, tambien bañado. Luego sonreí un poco mas y bajé el brazo con las esposas, dejandolas en mi mano, relajada.
- Tranquilo, no soy policia... Es un disfraz util para no llamar la atencion de forma negativa, solo eso. Me llamo Ayumi... Encantada. Y tú, pequeño asesino?- dije aun divertida, desviando varias veces la vista de él, hacia el cadaver, el cual debia fotografiar y llevar al ''jefe'' una muestra de su muerte... Lástima, se me adelantaron. No pasaba nada, una muerte mas o una muerte menos no iba a hacer mucho cambio en mi bolsillo ya repleto.

Miroslav volvió a sonreír, tanto con los labios como con los ojos, cuando la "policía" se le acercó con las esposas en la mano. Era demasiado arrogante como para tenerle miedo a unas esposas. No le sorprendió demasiado que quien se hacía pasar por policía en verdad resultase no serlo.

-Mi nombre es Miroslav Zaitsev, un placer conocerte... -aún no se le iba la emoción que tenía en el cuerpo, habían ocurrido tantas pocas en tan poco tiempo...- ya me he retirado de mi época de asesino, esto sólo era... algo personal. -soltó una risita.

Dejó caer aquella tubería al suelo, y pasó un dedo por la barbilla de Ayumi, suavemente, limpiando la sangre que él mismo había dejado, sólo para limpiar la sangre de su dedo con la lengua, deleitándose con su sabor.

-Si necesitas alguna foto de ese cerdo que pruebe que está muerto, y que es él, tengo varias, pero... no planeo darlas a cambio de nada... -sacó varias fotos de su bolsillo, que mostraban al hombre lleno de heridas, definitivamente probaban que era imposible que siguiese vivo.

Realmente era un chaval interesante, mono y a mi pesar, muy sexy, cuando parece que sonreia con una completa felicidad incluso estando en aquel tétrico lugar, donde el eco de nuestras voces resonaba, casi el doble que en cualquier lugar; donde la tenue luz que entraba, lo hacia a través de los ventanales de colores... Suspiré levemente, aun con la mueca divertida en los labios, cuando su dedo se deslizó por mi calida barbilla, antes llena de sangre por culpa de su pequeño instrumento, cuando alguna que otra gota traviesa planeaba deslizarse hacia el cuello. Luego, lamió su dedo, cada vez mas alegre por sus actos.
Por su nombre, y por su acento, juraria que era ruso... Sí, quizás. Miroslav...
- Miroslav... eh. Parece que no te ha sorprendido demasiado que no fuese verdaderamente una policia, que lástima... Y como es que ya te has retirado...? Realmente no eres viejo como para pedirte la jubilación, es ahora cuando mas se pide nuestro... trabajo.- Primero, murmuré su nombre, tratando de pronunciarlo correctamente no sin algo de dificultad, dado mi acento japonés, pero al final no quedó demasiado patético.

Por sus siguientes comentarios, quizás con algo de retraso, pude adivinar que su trabajo, verdaderamente no era muy lejano del mio, ya que conocía casi a la perfeccion los requerimientos normales de las misiones que nos solían mandar... Y realmente, ya que me ponía las fotos al alcance de la mano... no podía negarme. Aunque como todo chico listo, quería algo a cambio. Mi curiosidad dominó mi sentido comun por unos pocos segundos, los suficientes como para abrir la boca y preguntar...
- Con que quieres algo a cambio... ¿algo en concreto, Miroslav?- Murmuré la pregunta, ladeando la cabeza a la par que ensanchaba la sonrisa, algo fria todavía. Volví a girar las esposas en mi dedo, dandole a entender que si no accedia por las buenas... probablemente habrian unas malas...

Mirko acercó despacio su rostro al de la chica, hasta tenerlo a, como mucho, un centímetro de distancia. Sonrió de nuevo.

-Prefiero que me llames Mirko...~ Y por las fotos... puedes usar tu imaginación~ -sin tener ni idea de por qué, dio un leve beso en los labios de esa chica, que en esos momentos se le hacían tan apetitosos- no tiene por qué ser nada malo para ti, ¿verdad...? Siempre que yo salga beneficiado... -soltó una risita, si bien seguía sonando inocente, también tenía cierto aire que ponía los pelos de punta.

Llevó una mano hacia las esposas de Ayumi, y rápidamente se las quitó de las manos, y la esposó a ella, poniéndole las manos en la espalda.

-Pero si esperabas poder conseguirlas por la fuerza... será que no has oído hablar suficiente de mi... fufufu~

Vale, a pesar de mis años de experiencia tratando con gente como ese individuo, consiguió ponerme a prueba, demostrandome que no era tan debil como aparentaba. Ni psicologicamente inestable, ni fisicamente enquencle. Se acercó subitamente a mi rostro, murmurando un par de cosas realmente... sugerentes, antes de que pudiese centrarme.
Conseguí alzar una ceja, mirandole con un gesto un tanto sorprnedido y divertido. Pero esto no consiguio durar mucho, ya que con una rapidez de la que yo no le creia capaz, me arrebató las esposas de la mano, girando a mi alrededor para atraparme mis manos detrás de mi espalda, la cual arqueo or inercia. Me eché a reir divertida, negandome la parte violenta de las cosas... Con lo buenas que podrian haber sido... Algo de él me escandalizaba y me hacia querer huir, tal y como a él le gustaria, pero por otra parte tambien me resultaba increiblemente atrayente, en contra de las leyes psicologicas, morales, y lógicas.

Ese beso, esas confianzas que parecia haberme tomado ya que me dijo hasta su nombre de pila... y esa aparente tranquilidad... Realmente me dejaban bastante confusa, pero todo seguía siendo realmente entretenido, muy alejado de mi aburrido dia a dia, de permanecer en casa sin hacer nada, o seguirle la pista normalmente a tios o tias de pasta... cuyas muertes eran cada vez mas monotonas... Por fin un reto, por fin alguien interesante ante mis narices, o esa vez ante mis espaldas, ya que se encontraba detrás de mi.
- Mirko... ¿no eres un poco pequeñajo como para insinuar cosas así de extrañas...? Y tampoco creo que haya demasiado que decir de ti... Tu agresividad o tu sadismo no son tan diferentes de los demas, como tu crees... Y no me digas que no habria sido divertido el haber intentado obtenerlas así...- murmuré aun con mucha diversion en mis palabras, que cada vez iba en aumento ya que sin yo darme cuenta ni él, habia tocado mi vena mas sensible, el dejarme inmovilizada... el entretenimiento del momento hacía que pasase ese detalle por alto, lentamente, hasta que fuese demasiado tarde como para darme cuenta y hacer algo al respecto.

Acercó sus labios a la oreja de Ayumi, sonriente, y susurró despacio y con voz dulce.

-¿Sabes...? Llevo matando gente desde que tengo memoria... a mafiosos... a policías... a inocentes... nunca han llegado a atraparme... estuve tres años seguidos en Moscú, matando a gente que se lo merecía... -risita- al final dejé que me detuviesen, sólo para matar a toda la comisaría... debes haber vivido en una cueva como para no haber oído hablar de mi.

Dio un breve beso en su cuello, sonriente. La última vez que había tenido a una mujer bajo su control, había sido demasiado joven para disfrutarlo, pero ahora que su demente cerebro tomaba decisiones sin pensar, sumado al embriagador olor de la sangre reciente...

Noté la cercania de su cuerpo, acercandose a mi espalda, pegado a ella para poder llegar a susurrarme cerca al oido... Parpadeé, notando algunas imagenes que asaltaban mi mente de golpe segun iba numerando sus multiples delitos... Claro que habia leido sobre él, en internet las noticias vuelan, pero no... no habia reconocido su nombre. Ahí si que recorrió un estremecimiento mi espalda, hacía lo que queria con todo el mundo. Yo no mataba porque si ni disfrutaba realmente haciendolo. Me limitaba a cumplir ordenes, y sin ensañarme demasiado. Fue en los ultimos años cuando comprendi que si hacia algo, lo mejor era divertirme haciendolo. Pero él... era completamente distinto.

Al notar sus labios sobre mi cuello, quise relajarme un poco, ya que si se mostraba tan calmado, era una forma de asegurarme que no me iba a hacer nada, o mas o menos eso deseaba pensar. Lo mas probable era que se divirtiese conmigo, como el quisiera. Simplemente esperaba que no fuese necrófilo... Aunque viendolo... era casi lo mas probable.
Me giré sobre mis talones, para encararle y asi poder clavar mis ojos oscuros en los suyos, en los que me hundí para despues no conseguir salir. Me incliné un poco para poder estar perfectamente a su altura, ya que media por debajo de mi estatura.
- Sabes? estar con las manos esposadas no me ayuda a conseguir las fotos... Mirko... Y sí, ahora si te recuerdo... tus multiples asesinatos son temidos por los mas cobardes, y alabados por los mas insensatos.- susurré, devolviendole el tono en el que me hablaba antes a mi, siendo yo la que estaba cerca de su oido.