Cuidado con lo que pierdes[Priv Roderich]

¿En dónde estaba? ¿En dónde? Rebuscaba en su maletín pero no podía encontrarla en ninguna parte. ¿Qué haría ahora? Si algún inoportuno la tenía y sabía de quién era estaría metido en un gran lío, aún en Ruananpur las armas no se permitían dentro de la universidad y él había perdido una de la manera más estúpida posible. Ahora estaba recorriendo cada rincón del alma máter en su busca, afortunadamente ya no quedaba casi gente, pero aún así era bastante riesgoso.
Iba a darla por perdida cuando cruzó la esquina en la facultad de derecho, donde en un salón vacío excepto por un muchacho de cabello negro que estaba recogiendo algo del piso, se veía indignado. Cuando vio lo que tenía en la mano entró inmediatamente al salón cerrando la puerta tras de sí acercándose a él sigilosamente.

Roderich buscaba un libro en especial. No era un libro que se pudiera ver en una biblioteca común y corriente, aunque poco importaba, de todos modos el libro era de su propiedad. Se dirigió tranquilamente hacia una especie de estante, el cual contenía varias cosas, entre ellas, su libro. En el trayecto, se encontró con algo que al principio no se podía divisar exactamente lo que era, pero en cuanto se agachó a recoger el objeto, se dio cuenta y claramente podía divisar que era un arma. Al dueño de esta arma lo puedo dejar en prisión si no presenta los documentos que acreditan que el hecho de que la porte sea legal... Pensó, pero no bastante, no conocía a nadie, y por ende, no podía sacar conclusiones. La recogió con una indignación única, todo el mundo sabía que las armas estaban prohibidas en la universidad, ¿Quien habrá osado romper el reglamento de la Universidad?, un pensamiento fugaz atravesaba su mente, cuando escuchó unos suaves pasos por el salón, sin escuchar la puerta cerrarse. Guardó el arma en un bolsillo que se encontraba dentro del Blazer que andaba trayendo, ya sabría que hacer con ella, y miró a sus lados lentamente, a pesar de haber escuchado pasos cerca de él.
- ¿Quien es la persona con falta de educación que entra a un salón sin presentarse adecuadamente? -habló en un tono de voz normal, teniendo una idea que no era el único en el lugar.

Hizo que se volteara para verle a la cara, en realidad ese muchacho no parecía estudiante de la facultad en donde estaba en ese preciso momento, le habló con un tono de autoridad pero con el tono de voz moderado.

- Los salones están libres cuando no están en clases, por lo que no es necesario presentarse, lo que quiere decir que todo está dentro de las reglas. Lo que no está dentro de ellas es...Yo me pregunto qué tanto buscabas con recelo, y por qué guardas un arma dentro de la chaqueta, en la universidad no está permitido traer armas a la escuela, aunque eso ya deberías saberlo, o si no lo sabías la ignorancia no te exime de la ley -

Spoiler:

Sin querer quedar mal, contestó en un tono sereno, ya que tenía que esconder, pero no tenía responsabilidad alguna con aquello que guardaba
- No es algo que realmente deberías saber, además, ¿Cómo puedes saber si el arma es real? No creo que tengas algo que ver con ese tipo de asuntos, ¿o sí? -Preguntó, sospechando levemente de aquel chico, pero sin tener nada con que justificar
- Claro que lo sabía, lo tengo perfectamente claro, lo que no entiendo es lo que tú haces aquí, ¿Es que acaso el arma es tuya?

Spoiler:

- Yo vengo buscando a un profesor de la facultad de Derecho llamado Walter McDonell - Le dijo sin titubear - Lo he buscado en cada rincón de esta facultad y de las vecinas pero como ves no he tenido éxito, no es una buena hora para buscar profesores, la gran mayoría se ha ido ya. Vi que en este salón había alguien y por un momento pensé que podría ser él, pero no, resultaste ser tú con un sospechoso comportamiento. Si el arma es real o no me tiene sin cuidado, no me sorprende estando en esta ciudad. Pero normalmente quienes poseen esas cosas son miembros de bandas callejeras con ánimo de lucro - le dedicó una mirada severa, como queriendo hacer que el muchacho le confesara algo que ni siquiera había hecho - Y tú me pareces bastante sospechoso.

Ciertamente comenzaba a perder los estribos con cada palabra que el chico decía. No soportaba que le trataran de esa forma, menos alguien que no conocía - Me parece bastante descortés el que me encuentres sospechoso, aunque jamás me hayas visto la cara. Es obvio que todos los profesores de leyes se han ido hace más de una hora y media -habló, mirando su reloj- No sé si creer que no sabías el horario de profesores, o que la "búsqueda" del profesor McDonell era simplemente una excusa para ejecutar la "búsqueda" de otra cosa - No se iba a dejar pasar a llevar tan fácilmente, y respondió con una mirada concentrada en no quedar mal con algo que el ni siquiera había cometido.

- A este punto su voz tomó un tono más firme, con un tinte autoritario - ¿Descortés? Debes saber que cada momento que pasa te me haces más y más sospechoso. Yo soy de la facultad de Ingeniería, por lo que es normal que no conozca los horarios de los profesores de la facultad de Derecho, pero tú pareces un estudiante de la misma y aún así merodeas por las aulas luego de que todos se han ido. Tengo un mensaje importante para ese profesor del que te hablo, sino no le estuviera buscando perdiendo mi escaso tiempo libre después de clase - no todo en aquello era mentira, al fin y al cabo tenía un encargo interesante de parte del dicho individuo, él era también estudiante y no tenía idea de los horarios de los profesores. También necesitaba ese arma y tenía que quitársela al muchacho castaño que estaba frente a él, pero no se le ocurría cómo, aún. Tenía que pensar en algo y tenía que hacerlo rápido. Pasó la mirada por todo el salón, y en una de las paredes estaba la lista de "Estudiantes con mejor promedio", acompañados de una foto al lado de su nota. Reconoció en el primer lugar al moreno, y en sus labios se curvó una tenue sonrisa, para desaparecer así tan rápido como vino.

- Así que...¿Roderich Edelstein, ah? "Mejor puntaje en pruebas de admisión", "Excelente estudiante", "Mejor promedio, segunda vez consecutiva", vaya que tienes talento niño - dejó de mirar la lista para acercarse unos cuantos pasos a él - ¿Qué dirían tus profesores si saben que merodeas con un arma de ese calibre por ahí? Seguro haría una gran mancha en semejante historial tan limpio.

- ¿Ingeniería? Bien por ti. Pero como estudiante deberías tener claro que el horario de profesores está puesto en una lista en la entrada de todas las facultades. Y estoy aquí por que simplemente no soy de la gente que se lleva tareas demás a sus casas, el tiempo en mi casa es para estudiar, acostumbro a quedarme casi todos los días más tarde que lo habitual, todo el mundo lo sabe aquí.- Habló en su defensa, aunque no fuese un hombre muy ocupado, realmente no gustaba de hacer los deberes de la universidad en su propia casa.
Escuchaba atentamente como aquel chico nombraba todo su limpio historial, ciertamente sonaba bello si se trataba de él, pero se podía notar que no lo había dicho exactamente como un halago.- Probablemente me irá mal, ¿No es obvio? Lo que no entiendo es por qué tanto interés por el arma, ¿Es que acaso tienes que ver con ella?.- Se defendió, aunque le asustó la idea de manchar su perfecto historial, en este caso iba primero el defender su inocencia.-

- Hay horarios extendidos y uno de tus profesores me dijo que había una posibilidad de que ese a quien busco estuviera más tarde que lo normal en la facultad - No le tomó importancia a la pregunta sobre el arma, y le respondió con altivez- No tienes por qué comprender nada si sabes lo que es bueno. ¿Vives en Ruananpur y aún no tienes conocimiento sobre estas cosas? Dudo que dures mucho tiempo respirando en esta ciudad, menos aún con esa actitud de niño insolente - No se lo había dicho en tono de amenaza, pero casi en el fondo podía sentir compasión por él.

Las cosas que me pasen a mí no son de importancia tuya, si me pasa algo, problema mío, sé donde vivo, no necesito que lo repitas. Y tampoco te veo con el derecho de decirme "niño insolente".- En aquellas últimas comillas había puesto un énfasis de rabia en las palabras. Poco a poco se iba haciendo terriblemente difícil el mantener su compostura.- Y todavía no entiendo por qué tanta importancia a un arma que "no es tuya", claramente dejando de lado el tema del profesor.- Aquella última frase sonó con un timbre sarcástico de voz, no estaba perdiendo su tiempo de estudio para que alguien lo culpara de algo que no había hecho.-

- La verdad ha de ser dicha, niño insolente "Roderich" - le dijo haciendo énfasis en el nombre del moreno, ya estaba casi perdiendo la paciencia, pero se repitió a si mismo que nada ganaría con eso, se acercó a él y le dedicó una fuerte mirada.

- No tienes por qué entender, si llegaras a saber, entrarías a un mundo del que nunca vas a salir, y así como creo que eres, no sobrevivirías. Eres más feliz en la ignorancia. Ahora, te propongo un trato, me das el arma, saldré del salón y no volveré a cruzarme contigo mientras estés en la universidad. Si no lo haces, tus notas, tu reputación y tus estudios se irán abajo, eres el dueño de tu destino con tu decisión